lunes, 10 de agosto de 2009

Las Fionas del Fútbol

Si, así se puede definir a estos personajes, como la esposa del ogro Shrek, tuvieron un vello pasado en el cual su vida se desarrollo normalmente para algunas y no tanto para otras pero hoy en día su realidad es muy diferente, de esas “princesas” que supieron ser pasaron a ser masas amorfas, con muchos kilos de más, con pocos dientes, malos modales y con un espeluznante olor a ajo, y esto las llevó a convertirse en las Fionas del fútbol.
Durante años pudimos apreciar la vida y obra de dos personajes tales como La Raulito y La Gorda Matosas, estas eran personas reconocidas dentro de las tribunas de sus respectivos equipos, pero nosotros nos enfocaremos en estas mujeres que no poseen tanta fama como las antes mencionadas.
Doña Marta de Caseros, alias “La Tota” para los amigos y para los que no simpatizaban con ella “La Torta”, vive en su humilde casa situada en la calle Almagro, se levanta todas las mañanas a las doce(si, duerme como un hipopótamo) y toma su almuerzo haciéndole honor a la cadena de comidas rápidas McDonalds: Doble cuarto de elefante con queso, esto no termina de saciar su hambre entonces recurre a la granja del vecino para pincharle un tambo para poder hacer su helado con veinte litros de leche. Luego de esta especie de almuerzo se sienta en su silla en el patio delantero y se queda observando, esto no es lo que hace nuestro personaje, no crean. A los cuarenta y cinco minutos de su estadía entre las platas caerá una pelota en el jardín y un adolescente entrará bruscamente a este, sin importarle lo que pase por delante suyo, a buscar el balón, a lo cual Doña Marta, enfurecida, le dirá con mucho respeto como así lo indican sus principios: “¡Ándate de acá, pelotudo!”, lo que producirá que una mezcla de saliva y restos de carne sean desparramados por las pobres plantitas que lo único que querían era tomar sol y agua. Ya a las tres de la tarde y con un sol radiante comenzará su primera tarea del día, con una regadera en mano, mezclará dentro de esta unos fertilizantes que le recomendaron en el almacén del barrio llamados AMJ, los rocía sobre las flores y estas reaccionan adversamente, se empiezan a marchitar, Marta no encuentra motivo para esta desgracia, pero claro, si ese producto ACJ no es lo que parece, sino es Acido Muriático marca “Jack”, lo cual justifica el accionar de las plantas.
Ya bien entrada la tarde, alrededor de las cinco de la tarde, llega su hija Pepita de la escuela, esta muy hambrienta, entonces su madre, por la buena educación maternal que recibió de sus antepasados, le prepara una merienda muy abundante, en esta sirvió el pan necesario para calmar el hambre en África y para digerir jugo, claro, jugo digestivo de vaca robada al campo de Hugo Biolcatti. A razón de esto el estomago de Pepita terminó en un estado deplorable, no podía verse la punta de los pies.
Ya con la oscuridad de la noche, Doña Marta comienza a preparar la cena, en esta hace un guiso con todas las partes de una vaca para sus quince hijos, tres esposos y 5 nietos los cuales lo comen con cara de estar ocultando algo, este algo es la repugnancia que le tienen a lo que están comiendo, lo que a raíz los llevará a un estado de intoxicación total el que Doña Marta intenta curar con otra dotación de comida, pero sus familiares desistieron.
Bien, ya sabemos como es el comportamiento de nuestro personaje, ahora veámosla en la escena que nos compete: la cancha.
Es domingo al mediodía, los cuervos cantan en el barrio y en la familia ya se saborea un gusto a las calientes tribunas de su querido Deportivo El Mordisco, se empiezan a poner sus vestimentas características: camisetas manchadas con grasa, pantalones con más agujeros que el Titanic, gorros totalmente desteñidos sin siquiera un color que concuerde con los de su pasión. Cargan su elegante carruaje con banderas tirado por caballos que supieron conseguir con esfuerzo, estos animales se los nota muy deteriorados, se podría decir que ambos tienen las ruedas como pata de capitán de barco. Y parten hacia el estadio, el camino no les fue favorable ya que con los baches y las veinticuatro personas dentro del vehiculo no hay coche que aguante, pero con esfuerzo llegaron. Aquí Doña Marta, que de sus brazos cuelgan sus cinco nietos, es recibida con mucha efusividad por los simpatizantes. Ya dentro de la cancha y comenzado el partido ya empieza a resaltar: Insulta a todo jugador que pase por delante suyo, “Corré más rápido boludo”, “Tenes menos pique que pescador en el riachuelo” o simplemente un “¡pasala pelotudo!. A todo esto el primer tiempo se irá extinguiendo, pero debido a una distracción de un defensor el arbitro pita penal, ahora si, la bronca estalló en Doña Marta “Pelotudo, Hijo de puta, forro, te voy a dar de comer mi guiso la concha de tu madre” le gritaba entre otras cosas, y para desgracia gol del equipo rival y fin del primer periodo. Durante el entretiempo habrá un camión en la puerta del estadio donde la esperan diez kilos de grasas saturadas en forma de achuras, las saboreará de tal manera que la hará olvidar el sabor amargo que le dejo la primera mitad, tomará un poco de agua porque no había otro liquido, se sentará en su asiento en la platea y el partido comenzará. Ya desde el principio marta estaba furiosa, apretaba sus tres dientes con rabia, transpiraba como luchador de sumo. Ya terminando el partido, con goteras en todas las tribunas a causa de Marta, tiran un centro que cae sobre el área rival y es ahí cuando Wilson SirveVino impacta el balón con la cabeza y ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡GOL!!!!!!!!!!, se produce un delirio en todo el estadio, a lo que los “Hay que matarlos a todos” de Doña Marta se transforman en “¡¡¡¡¡¡¡Gracias Jugadores, los invito a todos mañana a un asado, gracias, los amo!!!”.
Y con toda la alegría de un domingo por la tarde, en familia con el club que le da las mejores satisfacciones, Doña Marta de Caseros se retirará triunfante de la mítica “Raviolera”, sabiendo que ganó el campeón, como siempre.

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